Plato 25Ø
Iba pues por la selva
el elefante con su paz profunda.
Iba condecorado
por
las órdenes más claras
del rocío sensible
a la
humedad
de su universo,
enorme, y triste y tierno
hasta que lo encontraron
y lo hicieron
bestia de circo envuelta
por el olor humano,
sin aire para su intranquila trompa,
sin tierra para sus terrestres patas.
– Pablo Neruda –